lunes, 12 de marzo de 2012

“Politics is nothing but medicine at a larger scale”

Breve reflexión acerca de la relevancia y vigencia de los argumentos de Rudolf Virchow

Rescato esta pequeña reflexión de mis archivos de trabajo del master, dada la vigencia de estos argumentos colectivistas para la actuación sanitaria... !y porque soy salubrista, qué narices! que lo disfrutéis....




La idea de que la política no es sino medicina a gran escala y que la medicina no es sino política bien entendida fue acuñada en la segunda mitad del siglo XIX por quien puede considerarse uno de los padres de la epidemiología social: el visionario, comprometido activista y anatomopatólogo de formación, Rudolf Virchow. El característico perfil del doctor Virchow le permitió desarrollar una visión tangencial adelantada a su época: así como las células pueden considerarse ciudadanos del organismo también cada uno de los individuos se encuentran engarzados e íntimamente relacionados en la sociedad, por lo que la población puede ser asimismo considerada como un sistema con un funcionamiento colectivo. Realizar una aproximación individual a la salud o al comportamiento humano nos convierte por tanto en “prisioneros de lo cercano” (2).

Del mismo modo, así como un disturbio a nivel molecular, celular o tisular arrastra al organismo, el organismo social puede igualmente enfermarse. La salud de la población va más allá de la suma de la salud de los individuos. Tendencias poblacionales como el tabaquismo, el alcoholismo, el suicidio, la obesidad o la hipertensión, que son consideradas las grandes epidemias de nuestro tiempo, tienen como base subyacente la violencia, la inestabilidad social, el desempleo, el estrés o la insatisfacción ciudadana, mientras que la cohesión social y el desarrollo económico son capaces de cimentar y construir una sociedad más saludable en todos los aspectos.

Por lo tanto, salud y enfermedad pueden considerarse la encarnación del éxito o el fracaso de la sociedad en su conjunto (1), y la única solución para atajar los males que la adolecen pasa por desarrollar políticas justas e igualitarias, considerando la inequidad social la raíz de la enfermedad y el buen gobierno el arte de curar a gran escala, pues “el médico cura paciente a paciente y el político millón a millón” (4).

Las políticas cuyo objetivo primordial persigue la reducción de desigualdades sociales han demostrado tener un efecto beneficioso en indicadores de salud tales como la mortalidad infantil o la esperanza de vida (3).  Por tanto, más allá de su figura romántica y su ideal utópico hallamos que la búsqueda de soluciones para la salud poblacional es científicamente válida y políticamente justa.

Los argumentos de Virchow siguen vigentes en nuestros días a través de iniciativas como el movimiento “Salud en todas las políticas”. Sin embargo, la orientación del mercado de la globalización neoliberal ha pujado en contra de la estabilidad social en general y de las equidades en salud en particular. Los políticos se desenvuelven entre conflictos ideológicos y de intereses, en una escala de tiempo cada vez más limitado y bajo el implacable yugo de los medios de comunicación.

Cabe plantearse por tanto: ¿cómo encarar los retos de una sociedad cada vez más globalizada, más encarnizada, más vertiginosa, más imprevisible? La solución pasa por el activismo y el compromiso político. No puedo dudar de que es un terreno sólo apto para, como Virchow, cabezas pensantes y corazones ardientes, mucho más carismáticos, mucho más revolucionarios, mucho más salubristas, y tal vez también un poco (anatomo)patólogos.



Referencias bibliográficas:

1.      Mackenbach JP. Politics is nothing but medicine at a larger scale: reflections on public health’s biggest idea. Journal of Epidemiology and Community Health. 2009 Mar 1;63(3):181 -184.

2.      Mc Michael AJ. Prisoners of the proximate: loosening the constraints on epidemiology in an age of change. American Journal of Epidemiology 1999; 149:887-97.

3.      Navarro V, Muntaner C, Borrell C, Benach J, Quiroga Á, Rodríguez-Sanz M, et al. Politics and health outcomes. The Lancet. 16;368(9540):1033-1037.

4.      Porter D. Doctors, politics and society: historical essays. Amsterdam: Rodopi, 1993.


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