miércoles, 29 de febrero de 2012

A sol y sombra

Incluso en las ciudades más grandes
se oyen los pájaros.

Son las 6 AM,
un leve rechinar de dientes,
una tímida sirena,
techos picudos,
sueños en otro idioma,
la más amplia gama de grises del continente...


Se despereza la rúa
con agua de regadera...
ingenuos rayos de sol y sombra...
lluvia fina...
Una sonrisa fingida. Tan distante,
tan lejana.

!Tan, tan, tan!, tan cotidiana...

Se abren los pétalos...
se perfuman la aceras...
rezuma vida, en negro sobre blanco... 
insomnio pasajero...
esta ciudad, abrupta y mayestática.


Y tú, ¿por qué no has dormido hoy?.
¿por qué no te azuzas los sesos y despegas las sábanas?

¿Acaso esperas a que acucie la mañana?,
¿acaso esperas a que las sombras borren el océano?,
¿acaso esperas a que se pliegue la tierra?,
¿acaso esperas... un viento del ocaso... te devuelva los fantasmas?

Hoy te acuestas... sacudiendo esos fantasmas de la noche...
sacudiendo esos fantasmas de la aurora...
deseando el infinito vacío de la intensa plenitud del ser.

Ahí estas... plena y desplegada... inconstante y completa...
ajena, extranjera, sin patria...
ballena sin branquias...
Mujer sin aliento...
Hombre sin agallas.

¿Acaso esperas la noche después de la noche?,
¿lo Divino después de lo Humano?,
¿el Dios más allá del Hombre?,
¿el ser más allá del estar?


No esperes... no desesperes...
no sufras...no niegues, no ignores, 
ábrete el pecho y la glotis,
deja que salga, deja que suene.

Tienes a Dios, como un capullo de seda
en el fondo de tu vientre.

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