jueves, 12 de abril de 2012

Jueves de Pas, Domingo de Resconorio

 

Fue un instante tal vez, prolongado, quiescente, una foto en moviviento, un lacónico suspiro suspendido en el murmullo de los árboles. 

Días que parecían segundos, segundos que parecían siglos. La eternidad vertida sobre la linde como un cántaro en un arroyuelo.

Fue un trago de vida despojada de ambages, un rostro sin maquillar, un atuendo sólo para quitar el frío.
Leña por carbón, carbón por ceniza, ceniza por luz eterna. 

Astros incandescentes.



Y un descubrir, de pura naturalidad,

cuando la lluvia seca las lágrimas,
cuando el viento arrasa las fronteras,
cuando el frío propicia las caricias,
cuando el cielo refleja la tierra,
cuando el verde subyace al ocre,
cuando el silencio deja escuchar el alma,
cuando el hambre se sacia con abrazos,
cuando el barro limpia nuestras huellas,
cuando el fuego reaviva los sentidos,
cuando la pavesa es el metal más valioso,


que el otro es mi reflejo,
que todo es Bueno,
que todo es Puro,
que todo es Uno.


Y no hay grito, ni quejido, ni remedio mágico. No hay barreras ni horizontes al fondo del valle de Luena.


Sino simplemente,

Ser.

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