Angola, 23 de agosto de 2017
Por un instante, el Pueblo escuchó un canto de sirena, desempolvó las banderas de colores y las enarboló enajenado... y se cubrieron las paredes desconchadas con las promesas de antanio... tocaron todos los cláxones... estalló una bomba limpia de cerveza y de kizomba que impregnaba hasta los resquicios del silencio... y se inundaron las calles de hombres y mujeres embriagados, que creyendo soniar despiertos, vagaban hacia las urnas, sonámbulos, zizagueando...
Al despertar, la misma calle sucia, vacía y macilenta, todas las promesas rotas, las banderas por el suelo, sus colores deslucidos... y una orquesta nueva, entonando los mismos acordes, en el mismo escenario, con sillas de terciopelo que ya empiezan a oler a rancio.
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