Me gusta cuando la vida te brinda
estos regalos.
Esos milagros al alcance de
todos. Esos destellos de luz en sala oscura e incandescente. Esa energía que
impregna las paredes e inflama un alma amedrentada con una llama de ausencia,
media docena de disparos de incomprensión, un puñal en el pecho, una música
callada y un pozo de melancolía en medio de un cielo repleto de estrellas.
Y esas olas que te arrastran, esa danza que te mece… y el humo del tabaco adulterado, el chirriar del martillo impotente sobre el yunque, una guinda en un pastel despojado de inocencia, una inyección de vida disfrazada de clausura.
Y esas olas que te arrastran, esa danza que te mece… y el humo del tabaco adulterado, el chirriar del martillo impotente sobre el yunque, una guinda en un pastel despojado de inocencia, una inyección de vida disfrazada de clausura.
Me gustó que se destilasen
lágrimas del diván de un cañero solitario y brotase la sangre roja sobre la
barra del bar de la esquina.
Fue una muestra de que la crueldad puede ser entrañable, el sinsentido coherente, la sátira pura magia y el Sistema una jaula de cristal.
Fue una muestra de que la crueldad puede ser entrañable, el sinsentido coherente, la sátira pura magia y el Sistema una jaula de cristal.
En ocasiones tuve ganas de llorar
y reír al mismo tiempo y emborracharme después, y seguir mirando al infinito
con una sonrisa en los labios y sin sentirme una estúpida. Supongo que en el fondo la obra destilaba con
una extraña fórmula la belleza de este mundo.
Fue un verdadero regalo despojado de
artificios, de personas que dejan la piel en la escena, la desnudez en la
palabra, el sudor y la sangre entre bastidores. Y así, entre carcajadas, nos
regalan lo que no puede pagarse, con amor y generosidad.
Como decía Galeano “parecen cosas chiquitas, no expropian las
cuevas de Alí Babá, pero quizá desencadenen la alegría de hacer y la traduzcan
en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea
un poquito, es la única manera de probar que nuestro alrededor es transformable”.
Yo creo que son cosas imprescindibles,
vitales y memorables, que constituyen la mejor arma de empoderamiento.
Me gusta cuando actúas, porque
Estás.
Me gusta cuando callas, porque
Eres.
Guerreros de la Luz, gracias por
iluminar nuestros sueños.
Os admiro,
“Un cuento para adultos”
puede disfrutarse en la
sala Mirador hasta el 23 de junio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario